«¿Fresas? -os preguntaréis- ¿a estas alturas del año?»… pues sí, fresas en febrero, ¡flipante!…y unas fresas deliciosas, de las mejores que he probado en mi vida.
La explicación va dedicada a mis amigos del norte, porque por allá estas cosas no se ven y lo mismo no me creen 🙂 Yo, sin ir más lejos, hace ya un par de semanas que empecé a ver estos tremendos fresones en el super, pero no me atrevía a comprarlos porque me parecía increible que pudieran estar buenos… pues doy fe, lo están 🙂
Ingredientes:
Para el bizcocho:
160 g de chocolate de cobertura negro
140 g de harina
20 g de harina de maiz (a partir de ahora le llamaré Maizena, es la marca más conocida -al menos en España-, personalmente yo es la única que conozco de toda la vida)
40 g de cacao
170 g de azúcar
100 g de mantequilla
6 huevos
10 g de levadura
Para el relleno:
270 g de fresas
110 g de mantequilla
190 g de azúcar en polvo
Para la cobertura:
150 g de chocolate de cobertura (fondant)
150 ml de nata para montar
75 g de mantequilla
Método:
Preparación del bizcocho:
Es muy similar al de la Tarta Sacher, aunque un poco más esponjoso.
1. Derretir el chocolate y la mantequilla juntos y dejar enfriar la mezcla. Se puede hacer al baño María o en el microondas, es este último caso tened mucho cuidado de que el chocolate no llegue nunca a hervir.
2. En un bol batir las yemas con la mitad del azúcar, añadírselo a la mezcla anterior (que debe estar templada) y batir todo bien hasta obtener una pasta homogénea.
3. En otro bol juntar la harina, la Maizena, el cacao y la levadura, tamizarla (podéis usar un colador) e irla incorporando a la mezcla anterior poco a poco. La masa que os queda después de este paso es bastante dura, la primera vez pensé que me había equivocado y había echado demasiada harina, no os preocupéis, eso se arregla en el punto 5.
4. Montar las claras a punto de nieve y, casi al final, añadirles el azúcar restante.
5. Añadir poco a poco las claras montadas a la mezcla del punto 3, mezclando con mucho cuidado (sin batir), sólo envolviendo. Hemos pasado el trabajo de montar las claras, si ahora batimos fuerte habrá sido trabajo en balde 🙂
6. Untar el interior del molde con mantequilla y harina para evitar que se pegue la tarta.
7. Añadir la mezcla y meter en el horno a 170ºC durante unos 50 minutos. Comprobar con un pincho o cuchillo que está hecho antes de sacarlo.
8. Dejar enfriar un poco y desmoldar. Nivelar la parte superior cortando la caperuza que haya hecho el bizcocho al crecer (esto está buenísimo con leche, para desayunar o cenar :). Darle la vuelta para que la parte más llana quede arriba y así tenga mejor aspecto. Dividir en 2 o 3 capas dependiendo de lo alta que nos haya quedado, vaya, del diámetro del molde. Yo utilicé un molde de 23 cm de diámetro.
Preparación del relleno:
1. Triturar 150 g de fresas con una batidora, vaciar en una olla y poner al fuego, dejar que hierva durante unos 15-20 minutos. Con esto conseguimos evaporar parte del agua y concentrar el sabor de la fresa.
2. Vaciar el puré de fresa en un bol apto para el baño María (ojo con los de cristal de los chinos, algunos rompen, lo digo por experiencia 🙂 ). Añadir el azúcar y poner a baño María hasta que, al tocar, no notemos los granitos del azúcar. Éste es un consejo estupendo que saqué de Cakes Haute Couture, para evitar que en la buttercream se perciba el grano del azúcar. Dejar enfriar este puré hasta que esté a temperatura ambiente.
3. Batir la mantequilla (que debe estar en punto pomada, es decir, blandita pero no derretida) con la mezcla del punto 2 hasta obtener una crema homogénea.
… y ahora sólo nos queda montar la tarta…
1. Rellenar la tarta con la crema y sobre ella colocar el resto de las fresas fileteadas. Cubrir con la otra mitad del bizcocho.
2. Bañar con la cobertura de chocolate. Os remito a la receta de la tarta Sacher, porque la cobertura es la misma.
Lo más interesante de esta receta… el intenso sabor a fresa de la crema :), tenéis que probar a hacerla, creo que me la podría comer a cucharadas… 😀
La pequeña sorpresa de este post, es que ésta fue mi «tarta de boda»… 🙂 No fue una boda al uso (los que me conocéis ya lo sabéis así que no me voy a extender más explicándolo), el caso es que el sábado celebramos una comida con unos amigos y se me ocurrió hacer mi primer intento de tarta de tres pisos!!!…..
Montarla fue toda una odisea, pero llevarla al restaurante en coche… ilusa de mí, no contaba con las maravillosas carreteras empedradas, los baches,… resumiendo, que la tarta llegó con uno de los pisos sobre la guantera, los otros dos en mi regazo y la mitad de las fresas que había puesto por fuera para adornar, esparcidas en el suelo del coche… 🙂
Afortunadamente en el restaurante se portaron muy bien, me la guardaron en la cámara y repusieron las fresas «perdidas», con todo y con eso, la susodicha tarta quedó de esta guisa… no está mal, pero os aseguro que tenía mejor pinta cuando salió de casa 🙂