Ronda y los pueblos blancos de Cadiz

Siguiendo con el post que subí en diciembre sobre «Cai», he de deciros que ese fin de semana no sólo visitamos la capital sino que también nos dimos un paseíto por los pueblos del interior de Cádiz y, ya puestos, cruzamos a la provincia vecina, Málaga, y nos plantamos en un lugar con una de las orografías más impresionantes 😮 que he visto en mi vida: Ronda.

Primero os voy a enseñar el cortijo en el que nos quedamos durante esos días: Los Alguaciles Bajos, está en el medio de ninguna parte 🙂 entre Cabezas de San Juán y Utrera… creo que es la localización más concreta que puedo dar sin entrar en puntos kilométricos. La verdad es que el tema de los cortijos es curioso, y más si llegas de noche. Están situados en el medio del campo y normalmente se accede por carreteras secundarias, muy secundarias… de repente no hay más iluminación que la de los faros del coche y a ambos lados, a la luz de la luna (si esa noche toca) sólo vislumbras explanadas de campo hasta donde la vista alcanza y, de vez en cuando, una lucecita en el medio … y después de 1 o 2 km otra… he ahí los cortijos. Afortunadamente el nuestro estaba al borde de la carretera y no tuvimos que dar demasiadas vueltas. Digo que me resulta curioso porque en Galicia es impensable una dispersión tan grande de la población, para que os hagáis una idea, Andalucía triplica en extensión a Galicia y, sin embargo, Galicia tiene casi el doble de pueblos que Andalucía, vaya, que siempre tienes cerca a los vecinos 🙂

Si llegas por la noche y el cortijo no tiene incluida la cena (como nos ocurrió a nosotros) y el pueblo queda lejos (como pasa en muchos cortijos) te tocará ir a la venta más cercana. Para los que no son del sur aclararé que en las ventas no se vende nada… vaya, sí se vende: comida,… vamos, que son «restaurantes» pero en plan muy «enxebre» como diríamos nosotros. Tan, tan enxebre que algunos por no tener no tienen ni suelo :), aunque eso no tiene nada que ver con la calidad de la comida, de hecho, uno de las ventas donde mejor he comido tenía un hermoso solado de albero (para los del norte, el albero es la arena que veis en las plazas de toros y que aquí está presente por todos lados: jardines, terrazas, parques,… ventas 🙂 )

Ya por la mañana nos fuimos a visitar los pueblos del interior de Cádiz, los llamados «pueblos blancos». El paisaje me sorprendió gratamente…montañoso y con bastante vegetación, nada tiene que ver con la típica/tópica imagen del sur. Pero, como suelen decir, una imagen vale más que mil palabras, así que ahí os dejo algunas:

Impresionante, ¿verdad?… Sólo teníamos un día así que visitamos Zahara de la Sierra, callejeamos y subimos al castillo para disfrutar de sus estupendas vistas (bonita subida pero cansa, os lo advierto 🙂 )

Después de eso nos dirigimos hacia Grazalema (otro de los pueblos blancos) pero una vez allí ni siquiera bajamos del coche… estaba hasta la bandera de gente y como el pueblo es pequeño no había ni sitio para aparcar… estos turistas de fin de semana… 😀

Resumiendo, que al final decidimos seguir hasta Ronda… ¡genial idea!… ahí quedan las imágenes para que juzguéis por vosotros mismos, pero tened en cuenta que no soy tan buena fotógrafa, en realidad es mucho más impresionante de lo que aparece en ellas…

¿Os parece escarpado? pues en directo te deja con la boca abierta 🙂 Con todo y con eso, hay quienes se atreven a darse un «paseíto vertical» … ¿los véis?… 🙂

Espero haberos despertado las ganas de venir a conocer esta zona, la verdad es que merece mucho la pena 🙂

Cái

Así, como se lee, sin d y sin z, porque, digo yo, si no la pronuncian para qué las voy a escribir, inútil gasto de teclas me parece :). Para los que todavía no hayan caído, éste es el nombre «de andar por casa» de una de las ciudades más bonitas que he tenido el gusto de visitar por estas latitudes: Cádiz.

Cádiz es prácticamente una isla (bueno, más concretamente es un tómbolo -ahí os dejo la definición de la Wiki:)-) unida a tierra por un puente y una lengua de mar muy estrecha.

Lo primero que ves antes de atravesar el puente son los astilleros de Navantia y ahí es donde, si eres de Ferrol, empiezas a sentirte como en casa, porque aquí, como allí, también son «rudos hombres hacedores de barcos» como dice mi novio :). Aquí se hacen menos, por lo que tengo oído, pero en su defensa diré que a ver quién es el guapo que se acerca a 5 metros de una plancha de hierro en uno de estos días de 40º tan frecuentes por estas regiones 🙂

Una vez pasado el puente se extiende la ciudad que ocupa toda la «isla», de la que nosotros sólo visitamos la zona antigua. Aunque, bien mirado, es lo que la diferencia de otras ciudades porque, si de algo te das cuenta después de viajar un poco, es que las zonas nuevas de las ciudades (pequñas-medianas) son prácticamente iguales, aquí y en cualquier lugar de España y si me apuras hasta de Europa. La globalización las ha uniformizado, edificios un poco más altos o un poco más bajos, pero estructuras muy similares en cualquier caso: los mismos «Burrikins», los mismos «Berskas», los mismos «Mcdonald´s» 🙂Lo especial radica en los cascos antiguos y ahí es donde Cádiz se luce: entramados de callejuelas, iglesias, plazoletas, mercados,… «Como en cualquier caso antiguo»-me diréis- Sí ,tal vez, pero con un aire diferente: el que le dan las paredes encaladas, las imágenes de los Cristos con ofrendas de flores, …y esa luz que entra a raudales incluso en las calles más estrechas, incluso en pleno mes de diciembre.

El malecón es otro distintivo de la ciudad, mucha gente lo compara con el de La Habana, cómo decía Carlos Cano: «La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es La Habana con más salero». Físicamente si se parecen: la estructura, la forma, y esos atardeceres sobre el mar… sin embargo la intención, el uso, el espíritu es muy diferente. La necesidad cambia completamente lugares aparentemente muy parecidos y éste es uno de esos casos. El malecón de la Habana es «el lugar» de encuentro de los habaneros, donde se come, donde se bebe, donde los chavales se bañan (a pesar del peligro que supone), donde se hacen tratos (materiales y carnales)… en definitiva, es el lugar dónde mucha gente pasa buena parte de sus días.

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El malecón de Cádiz tiene un carácter diferente, más de ciudad occidental, más de lugar de paseo, de ir a la discoteca, de tomarse unas copas… resumiendo, más de disfrutar, menos, afortunadamente, de tener que buscarse la vida.

Aquí os dejo algunas fotillos que saqué por allí, espero que os gusten y que os animen a hacerle una visita a la ciudad. 😉

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