Así, como se lee, sin d y sin z, porque, digo yo, si no la pronuncian para qué las voy a escribir, inútil gasto de teclas me parece :). Para los que todavía no hayan caído, éste es el nombre «de andar por casa» de una de las ciudades más bonitas que he tenido el gusto de visitar por estas latitudes: Cádiz.
Cádiz es prácticamente una isla (bueno, más concretamente es un tómbolo -ahí os dejo la definición de la Wiki:)-) unida a tierra por un puente y una lengua de mar muy estrecha.
Lo primero que ves antes de atravesar el puente son los astilleros de Navantia y ahí es donde, si eres de Ferrol, empiezas a sentirte como en casa, porque aquí, como allí, también son «rudos hombres hacedores de barcos» como dice mi novio :). Aquí se hacen menos, por lo que tengo oído, pero en su defensa diré que a ver quién es el guapo que se acerca a 5 metros de una plancha de hierro en uno de estos días de 40º tan frecuentes por estas regiones 🙂
Una vez pasado el puente se extiende la ciudad que ocupa toda la «isla»,
de la que nosotros sólo visitamos la zona antigua. Aunque, bien mirado, es lo que la diferencia de otras ciudades porque, si de algo te das cuenta después de viajar un poco, es que las zonas nuevas de las ciudades (pequñas-medianas) son prácticamente iguales, aquí y en cualquier lugar de España y si me apuras hasta de Europa. La globalización las ha uniformizado, edificios un poco más altos o un poco más bajos, pero estructuras muy similares en cualquier caso: los mismos «Burrikins», los mismos «Berskas», los mismos «Mcdonald´s» 🙂
Lo especial radica en los cascos antiguos y ahí es donde Cádiz se luce: entramados de callejuelas, iglesias, plazoletas, mercados,… «Como en cualquier caso antiguo»-me diréis- Sí ,tal vez, pero con un aire diferente: el que le dan las paredes encaladas, las imágenes de los Cristos con ofrendas de flores, …y esa luz que entra a raudales incluso en las calles más estrechas, incluso en pleno mes de diciembre.
El malecón es otro distintivo de la ciudad, mucha gente lo compara con el de La Habana, cómo decía Carlos Cano: «La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz es La Habana con más salero». Físicamente si se parecen: la estructura, la forma, y esos atardeceres sobre el mar… sin embargo la intención, el uso, el espíritu es muy diferente. La necesidad cambia completamente lugares aparentemente muy parecidos y éste es uno de esos casos. El malecón de la Habana es «el lugar» de encuentro de los habaneros, donde se come, donde se bebe, donde los chavales se bañan (a pesar del peligro que supone), donde se hacen tratos (materiales y carnales)… en definitiva, es el lugar dónde mucha gente pasa buena parte de sus días.
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El malecón de Cádiz tiene un carácter diferente, más de ciudad occidental, más de lugar de paseo, de ir a la discoteca, de tomarse unas copas… resumiendo, más de disfrutar, menos, afortunadamente, de tener que buscarse la vida.
Aquí os dejo algunas fotillos que saqué por allí, espero que os gusten y que os animen a hacerle una visita a la ciudad. 😉
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….y qué me dices de sus gentes!? sobre todo de los jerezanos?! 🙂
Fantástica Cái!
jajaja!:), por supuesto, los jerezanos lo que más, fíjate el amor tan grande que le tienen a su tierra que de despeñaperros para arriba no hay quien los mueva 😀
Qué recuerdos tan hermosos me traen estas fotos, Lu. Nosotros hemos estado allí hace un año y medio y la verdad es que quedamos encantados con su belleza, sus gentes, su comidita rica!!, las playas (estuvimos en Barbate y Zahara de los Atunes, increíbles), pero sobre todo (y como bien comentas tú) con su luz, es un lugar increíblemente iluminado! parecerá raro este comentario a quienes viven allí, pero a nosotros los del norte este detalle no se nos escapa, verdad?.
Gracias por tus fotitos. 🙂
Gracias rula, no me acordaba que vosotros también habíais estado 🙂 Bikiños