El Rocío es un pueblo… bueno, más bien es una aldea. No hablo en tono despectivo, ni mucho menos, me entenderéis cuando os diga que no supera los 1700 habitantes… la mayor parte del año, claro, porque cuando llegan estas fechas la cantidad en cuestión puede multiplicarse casi por 1000!!!, sí, no exagero, han llegado a alcanzar el millón de visitantes… La verdad es que así dicho da un poco de miedo, creo que si viviera en el Rocío me largaría en cuanto empezara a venir la primera oleada de «invasores»…
Ayer cuando bajé al super me sorprendió la cantidad de gente y animales diversos que había por la calle: un carro por aquí, un tractor por allá, unos bueyes inmensos… incluso una pandilla de 20 jubilados/as vestidos de faralaes y cantando a viva voz…
… así que volví a casa por la cámara para poder enseñaros unas fotillos del evento en cuestión.
La verdad es que la cosa empezó a las 7:30 de la mañana, con la misa de la hermandad y toda la parafernaria religiosa previa al camino, lo que yo os enseño es de las 12 a la 1 de la tarde que es cuando empezaron a salir por la Calle Odiel (para los que no conocen Sevilla, viene siendo algo así como Alfonso Molina en Coruña; 3 carriles en cada sentido separados por mediana, que entroncan con la autopista, circunvalación, … vamos, una de las vías principales de entrada en Sevilla)
Al frente de la marcha va una carreta con la imagen de la virgen, en este caso la que salía ayer era La Macarena, y detrás en los más «variopintos» vehículos, los peregrinos. La idea es que las hermandades lleguen al Rocío para ver la salida de la virgen de la ermita en la madrugada del lunes (13 de junio, este año) y que la acompañen en peregrinación por la aldea.
Sabemos que todas las celebraciones religiosas tienen su pequeña parte «pagana», pues bien, hay quienes opinan que el Rocío tiene, digamos …su pequeña parte «religiosa» .
Algunos lo definen como el botellón ambulante de Pentecostés, los otros alegan que hay que divertirse en el largo camino, confraternizar y compartir el fervor religioso, y hay los que creen que lo del fervor religioso es como la amistad, que se exalta con el alcohol… En cuanto a lo de confraternizar, sólo diré que existen diversas versiones sobre por qué las fajas que se llevan bajo los vestidos del Rocío se abren por abajo, todas las versiones coinciden en que es una cuestión de comodidad, aunque discrepan a la hora de decir para qué son cómodas… que cada uno se imagine lo que quiera.
Yo evidentemente, no voy a decantarme por un lado ni por otro, simplemente porque no he hecho el camino, no puedo opinar (si el año que viene se me da por ir ya os contaré). Supongo que entre tantos rocieros habrá de todo: el que va por la virgen, el que va por el vino, el que va a ver si «pilla cacho» … vamos, como en cualquier fiesta que se precie.